“Me llama preciosa…
Y es el único capaz
de hacer que mi ser se postre a sus pies
cuando lo dice”.
¿Hace cuánto que no le veía?
Era una tarde cualquiera cuando al salir del trabajo decidí caminar por el centro antes de ir a casa; iba pensando en él, en aquel que mi corazón añora a cada instante, a quien mi alma pertenece.
Casi un año de no verlo, de no saber de él… mi mente divagaba a cada paso dado. Distraída, mirando todo y nada, disfrutando del paseo mental por los recuerdos de su presencia en mi vida de repente alguien se detuvo frente a mí tomándome de los hombros y riendo me dijo “hola mi Lis, ¡estás preciosa! Así me gusta verte siempre”.
Su presencia real frente a mí parecía un sueño, balbuceando solo pude decir un breve “hola mi amor” cuando mi mente se volvía a poner en blanco como siempre pasaba cuando estaba frente a mí. No quedó más que escuchar el sonido de su voz para perderme en el sentimiento del amor, de refrenar sin éxito un par de lágrimas de alegría mezcladas con dolor por todo lo ocurrido entre nosotros, por su ausencia, por volverle a ver.
Lo amaba tanto… aún lo amo.
“Mi corazón clama tu nombre…
En espera de latir contigo.”
Sin saber cómo, terminé entre sus brazos caminando hacia la nada esperando que no fuese más que un sueño, que aquel encuentro casual fuera obra del destino y no solo producto de mi imaginación.
Me hizo reaccionar con una orden (“Deja de hacer eso”) y haciéndome respirar profundamente calmé el caudal de lágrimas que amenazaba con fluir por mis mejillas, volví a mirarlo ahora sin dudar ya que era realmente él ahí a mi lado. Hizo que me sentara en una banca de un parquecillo cercano antes de comenzar a hablar, de bombardearme a preguntas que poco a poco respondí casi mecánicamente, súbitamente me tomó por el talle y comenzó a besarme. Como una posesa me prendí de su boca deseando beber en un instante lo que en un año no pude, me apartó de sí haciéndome levantar de la banca; sin decir nada me tomó de la mano y caminé hasta donde sus pasos me llevaron sin saber ya nada del mundo que me rodeaba.
“Haces en mí locura…
Y el deseo se desborda en mi ser al venerarte lento.
De rodillas ante ti, mi Señor;
Oscura Obsesión que me derrota”.
Ya instalados en la habitación de un hotel cercano comenzamos a platicar con más tranquilidad, a ponernos al día de todo el año que no nos habíamos visto.
Su mano tocó mi mejilla con tal ternura… con incertidumbre me miré en sus ojos y encontré el amor disfrazado de deseo y pasión gritando cuanto le dolía habernos separado de aquella forma cruel por el bien de los dos, cuanto había sentido perder esos momentos juntos, cuanto había extrañado el ser dos en uno en todos sentidos.
Y le amé; amé cada instante al verlo, al sentirlo, al perderme en su cuerpo… le amé con locura y miedo, derramando lágrimas mezcladas al entregarme y concebirlo dentro, besando cada poro de su cuerpo.
Caí de rodillas ante mi señor, comencé a venerarlo, a degustar su hombría, a saborearle y disfrutarle poco a poco hasta volverme posesa de su carne y su alma.
Y fuimos dos latiendo al unísono al entregarnos al amor hasta casi fenecer.
“Delicioso manjar para degustar muy lentamente…
Saboreando y disfrutando de a poco
hasta terminar bebiéndole por entero.
Ambrosía y locura”.
Hace un año que no te veía… hace un año que sabía nada de ti… un año de estar muerta en vida, de caminar sin sentido, de amarte más a cada instante sabiendo la razón por la que nos hiciste separarnos. Un año de saber que yo, tu flor de cerezo estaré siempre ahí para ti; mi amo, mi señor Al Jaakuna.
Malu Ramírez ✾
(Ciclo Cielo Perverso: Aprendiz de sumisa)